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Exóticos y mejor en su habitat


Para continuar con el tema de la Ley de Protección Animal referido en el artículo de la edición pasada seguimos con los animales que no deben considerarse mascotas. A muchos nos maravillaría el hecho de poseer como mascotas guacamayos, zarigüeyas, monos, tortugas, tucanes; incluso, como he presenciado, caimanes, cunaguaros y venados. Sin embargo, aunque atrayente la condición y rareza por poseer este tipo de animales, las consecuencias de este tipo de acciones son terribles en la supervivencia de las especies y en el orden natural de la fauna y flora de nuestras tierras. La Ley de Protección Animal representa un gran esfuerzo por asegurar la calidad de vida de cada una de las clases de animales, pero esto también depende de nuestra iniciativa y actitud en el respeto y la preservación.


El principal factor de trasgresión es el tráfico incontrolable de especies protegidas. No le demos esa oportunidad a los abusadores. Evita, por ejemplo, la compra de periquitos, loros y otras aves en las vías nacionales. Alerta sobre el intercambio clandestino de especies realizados en las plazas de algunos pueblos o en las urbanizaciones de las ciudades. Cuando visites localidades selváticas no compres objetos “artesanales” y/o “medicinales” hechos con partes animales. Multiplica el mensaje organizando actividades para conocer detenidamente —puede ser a través de películas, enciclopedias, libros— las distintas especies de Venezuela y su ciclo de vida. Sin arrancarle vida a la naturaleza: son los animales en libertad el verdadero tesoro que posees.

Lic. Merly Pino

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